Los
ojos de Teresa ©
Por: @lixysol
Frente
a los titilantes reflejos de la chimenea, Arturo recordó la tarde en que Teresa
dijo adiós desde el autobús que la llevaría de vuelta a la ciudad. Habían pasado juntos ese verano en el campo,
entre paseos y ardientes promesas para un futuro incierto. Mientras su mente
viajaba al pasado, Arturo dio un sorbo a la copa de brandy que sus viejas manos
sostenían. El tono ambarino del licor trajo al presente los ojos de Teresa,
almendrados y elegantes, ávidos de emociones nuevas. Si Arturo hubiera sabido
que aquel idilio adolescente iba a durarle toda la vida en el corazón, habría corrido
como un loco detrás del autobús antes de perderlo de vista sobre el horizonte.
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