miércoles, 1 de abril de 2015

Grandes autores: Poesía • Llegan las nuevas imágenes para compartir. Encuentra la serie completa en: facebook/elgatoenellibrero




El antagonista: no a los extremos injustificados

Un antagonista lleva el contrapeso en una historia. Coadyuva en las acciones, empuja "la carreta" del relato para que sucedan determinados acontecimientos. Por este motivo, debe ser un personaje coherente. Está bien que intentes innovar al crear un villanazo, pero debes darle un hilo conductor a sus decisiones. No puede divagar o titubear de tal forma que deje "caer" la historia o que el lector acabe por reírse de él.

• Ejemplo: Elena es una joven artista. En una de sus exposiciones, conoce a Mario, un chico de lo más educado y caballeroso, quien la corteja por un breve tiempo para después casarse apresuradamente. Todo parece de lo más normal, pero Mario esconde una segunda vida como miembro de una banda que asalta bancos y realiza grandes fraudes. En esa faceta, es agresivo, manipulador, frío y ambicioso. (La incoherencia sería que fuera una persona igual de buena que como marido ejemplar, ya que entonces no le prometerías al lector el estallido de un conflicto y la promesa de la doble personalidad no estaría bien marcada. Del modo contrario, si decides presentarlo como "bueno" en las dos facetas, deberás ser cauteloso para dar una mayor credibilidad a sus actos). Poco a poco, Elena descubre esa oscura actividad e intenta boicotear el mayor atraco que la banda ha estado planeando, sobre todo cuando se entera que Mario la tenía en "la mira" para casarse por la fortuna que ella heredaría de sus padres.•

El antagonista debe tener un motivo (social, emocional, monetario, etc.) para darle la vuelta a la realidad del protagonista, hacerlo tambalear, dudar, avanzar, retroceder, en fin, cualquiera que sea la acción trazada. Por su importancia en la historia, en ocasiones llega a eclipsar al propio protagonista, aunque eso es algo que debes regular conforme a tus objetivos, a lo que quieres que logre tu relato. Lo importante en cualquier caso, es que los personajes sean fieles a sí mismos y no se pierdan o se diluyan injustificadamente. El lector siempre querrá saber qué pasó con cada uno de ellos. Si bien hay historias postmodernas en el que los personajes están marcados con un alto existencialismo -el hecho de no saber realmente a dónde quieren ir en la vida-, siempre puedes dar una pauta conductual y dejar luego a la imaginación del lector el destino que les des como desenlace.

Suerte con tus villanos y...¡a escribir!